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Ian Curtis, lo que nos dejó además de su música

Ian Curtis era un alma en pena y un genio, de otra manera no se explica uno que a sus 20 años estuviera componiendo canciones épicas, que forman parte importante de la historia de la música y lo logró con únicamente dos discos. Claro, sus influencias tuvieron mucho que ver: David Bowie, Lou Reed e Iggy Pop. Hoy cumpliría 59 años y es inevitable pensar qué habría hecho en los últimos 36 años si no se hubiera suicidado aquel 18 de mayo de 1980: ¿qué nuevas propuestas habría tenido?, ¿luego de cuántos discos más, Ian habría decidido separarse de la banda para lanzarse como solista?, ¿habría sido invitado por Radiohead para trabajar en colaboración? Tal vez Ian sí nos dio todo lo que tenía, incluyendo su vida.
Aquí una lista de algunas de sus aportaciones:

El emo auténtico. Sí, Ian Curtis es el emo primordial, el inigualable, el único. Sufría de epilepsia, depresión y era demasiado sensible para un mundo como el nuestro, factores que no contribuyeron en nada a mejorar su condición emocional. Era uno de esos raros seres humanos demasiado frágiles y hermosos para esta realidad.

New Order. Si Ian no se hubiera suicidado, tal vez nunca hubiera existido esta banda fundada por los miembros sobrevivientes de Joy Division.

The Crow. James O’Barr, creador de este personaje, tuvo a Joy Division, The Cure y Arthur Rimbaud, como fuente de inspiración para su obra magna, que incluye las letras de Komakino y Decades en las páginas del cómic.

Control. Primer largometraje del famoso fotógrafo Anton Corbijn. Una obra maestra que cuenta de manera concisa el ascenso a la fama de Joy Division. Los actores tuvieron incluso que aprender a tocar las canciones que interpretan en la película.

Bailar como epiléptico. Sí, Ian logró que bailar de esa manera trascendiera y motivara a cualquiera a levantarse de la silla y moverse en la pista sin ninguna verguenza.

Aquí una lista de sus mejores canciones:

PLAYLIST