Reseña de X-Men: Dark Phoenix SIN spoilers

Después de una serie de retrasos por parte de los realizadores, sumado a los cambios en la trama, X-Men: Dark Phoenix por fin llega a las salas de cine, en una producción que marca el final de la saga que en el año 2000 arrancó con X-Men.

Si has visto todas las películas de los mutantes, puedes quedarte con la tranquilidad de que Dark Phoenix supera por mucho lo que fue X-Men: The Last Stand, del 2006, incluso deja en el olvido algunos errores cometidos en X-Men: Apocalypse , pero no se coloca entre las mejores entregas de los mutantes en el séptimo arte.

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La historia arranca con un flashback sobre la llegada de la pequeña Jean Grey (de ocho años de edad, en 1975) a la Mansión de Charles Xavier, tras un accidente donde sus padres aparentemente murieron. Xavier convence a Jean a integrarse a su escuela para ayudarla a controlar sus dones.

Cuando el trasbordador Endeavor tiene problemas en el espacio, los X-Men acuden al rescate de los tripulantes, pero una misteriosa fuerza cósmica se apodera de Jean Grey, quien manifiesta con más fuerza sus poderes, algo que también atrae a una raza alienígena interesada en el potencial de la mutante.

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Lo que nos desconcertó de guión fue la serie de cambios con respecto a lo que Chris Claremont y John Byrne. La historia original data de 1980, mientras que la película se sitúa en 1992 (Curiosamente el año en el que Claremont dejó el título de X-Men y el mismo año en el que la serie animada debutó al aire).

La cinta de Simon Kingberg presenta algunas fallas en su narrativa, en especial cuando se aborda el conflicto interno de Jean Grey, y su inmenso poder a raíz de la unión con la Fuerza Fénix. Cayendo en escenas lentas que opacan la trama, lo que puede llegar a fastidiar al espectador.

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Sophie Turner nos lleva por un viaje a través de diferentes estados emocionales y como éstos influyen en el comportamiento de Jean Grey, ahora convertida en Fénix. Más allá del inmenso poder que tiene en sus manos, el conflicto que debe de resolver Jean es con sus emociones y miedos, los cuales no logra controlar del todo bien, desatando consecuencias serias.

Otro detalle que se aplaude es ver a los X-Men funcionando como una familia integral, con Charles Xavier, Beast y Mystique al frente de la camada joven, con Jean, Cyclops, Storm, Quicksilver y Nightcrawler, lo que en parte justifica sus conflictos y posteriores divisiones.

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La aparición de Magneto a la trama le aporta la fuerza necesaria para levantar una historia que se enfrascó en momentos monótonos, entregando la acción a niveles altos, compensando

Los aspectos técnicos se cuecen aparte, ya que hay una gran mejoría en efectos especiales y edición de sonido, sumado al score de Hans Zimmer, quien vuelve a entregar bellas piezas que musicalizan los momentos claves de la trama.

Pero pese a todo, X-Men: Dark Phoenix muestra una madurez de la saga, y nos otorga una premisa del conocimiento y control de emociones, lo que nos arroja un buen final a la saga (más no el que los fans hubieran deseado), con el objetivo de recordar a estos personajes con cariño, antes de que Marvel Studios retome a esta franquicia en unos años.