La tortura a la que sometieron a Brad Pitt en ‘12 Monkeys’ para dar la actuación de su vida

Foto: Cortesía de Universal Pictures

Brad Pitt se ganó los elogios de la audiencia y la crítica por su interpretación en 12 monos, pero tuvo que hacer un gran sacrificio para conseguirlo.

Su participación en la cinta 12 Monkeys (1995) marcó el inicio de una nueva etapa en la carrera de Brad Pitt. Pero vayamos un poco más atrás en el tiempo. Antes de trasladarse a Hollywood a finales de los ochenta, el famoso actor no tenía ninguna experiencia en el cine. Acababa de pasar cuatro años estudiando Periodismo en la Universidad de Missouri, pero a dos semanas de graduarse, Pitt dio la espalda a la universidad y puso rumbo al Oeste, a California. Sabía que quería algo más en la vida y esperaba encontrarlo en el cine.

“Simplemente sabía que había muchos más puntos de vista ahí fuera. Quería verlos. Quería escucharlos. Siempre me ha gustado el cine como herramienta didáctica, como forma de exponerme a ideas que nunca me habían presentado. No estaba en la lista de opciones profesionales donde crecí. Entonces se me ocurrió, literalmente, dos semanas antes de graduarme: Si la oportunidad no está aquí, iré a por ella”, dijo en una entrevista a Esquire.

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Brad Pitt y Bruce Willis en la cinta ’12 monkeys’ Foto: Cortesía de Universal Pictures.

Cuando llegó a Los Ángeles, Pitt comenzó a tomar clases de actuación al mismo tiempo que conducía limusinas para sobrevivir. Fue cuando conoció al reputado profesor de interpretación Roy London que su visión de la actuación cambió. London instaba a los actores noveles a tomar decisiones arriesgadas en sus interpretaciones.

“Siempre les digo a mis alumnos lo importante que es hacer cosas nuevas. Les digo que una buena interpretación es cuando te contratan para hacer algo que sabes hacer bien y lo haces. Pero la gran interpretación, que es lo que me interesa, consiste en poner las cosas en su sitio para que uno experimente algo por primera vez”, declaró London a Los Angeles Times.

El concepto básico de London sirvió a Pitt a para su interpretación de Jeffrey Goines en 12 monos, de Terry Gilliam. Su personaje es totalmente imprevisible, y es increíblemente divertido verlo.

Su interpretación sorprendió a la crítica, sobre todo si tomamos en cuenta que Hollywood no tenía en alta estima al actor y se dudaba de sus capacidades histriónicas. A principios de los 90, los papeles más importantes de Pitt lo mantuvieron en el molde de un rompecorazones y galán. Una imagen que, por supuesto, le ayudó enormemente en los inicios de su carrera.

Pero con 12 monos, Pitt demostró que podía ser versátil y arriesgado. Eso no significa que fuera la primera vez que el actor se salía de la caja en la que Hollywood le había metido. En 1993, protagonizó Kalifornia en el papel de Early, un asesino que viaja por carretera con un periodista (David Duchovny) que está escribiendo un libro sobre asesinos en serie. Su actuación en Kalifornia es perturbadora, una muestra de que estaba hecho para papeles más oscuros.

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En la producción dirigida por Terry Gilliam, Brad Pitt demostró que podía ser algo más que un rostro bonito. Pero hay algo que también contribuyó a que su papel resultara como tenía que ser. El director le prohibió al actor fumar durante el rodaje de la cinta. Pitt era un fumador consumado, un adicto a la nicotina. Verse lejos de su adicción hizo que se sintiera nervioso y ansiosos, y eso se nota en su personaje, que cautivó a la audiencia y la crítica.

Su fantástica actuación le valió su primera nominación al Oscar, además de ganar el Globo de Oro. Resulta curioso saber que el propio Terry Gilliam no quería contratar a Bruce Willis, el otro protagonista de la película, porque no le gustaba su boca, y tampoco estaba muy convencido de trabajar con Brad Pitt. Sin embargo, ambos actores dieron una demostración soberbia de sus talentos.

12 Monkeys sigue siendo una película sobresaliente y de culto para todo amante de la ciencia ficción. ¿Que si la debes ver? La respuesta es: deja lo que estás haciendo y búscala ahora mismo.

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